Por: Xóchitl Celaya Enríquez.

Cuando una persona es víctima de algún tipo de violencia sexual, queda una huella permanente que tiene implicaciones en su sentir y actuar por el resto de su vida. Si bien hay personas que desarrollan resiliencia a estas agresiones, ninguna sonríe al recordarlas. 

A partir del testimonio de tres mujeres  de distintas edades (22, 25 y 34 años) que han sido víctimas de violencia sexual en algún momento de su vida se narran historias en las que el machismo se manifiesta de la forma más cruel. Este proyecto busca evidenciar como se tiene presente la agresión pese a la temporalidad en la que se vivió el acontecimiento violento y así responder a ¿cuáles son los principales recuerdos que tienen sobre una agresión sexual?, ¿cuáles son los espacios en donde la viven? y si al enfrentar estos eventos ¿se desarrolla resiliencia y de qué manera?

Con lo anterior no solo se exponen eventos traumáticos, también se hace una invitación a reflexionar las formas en que tratamos el tema de violencia sexual en el espacio público y el privado para cuestionar las formas en que se ejerce, los silencios de diferentes actores y las respuestas sociales que otorgamos al tema, que pese al trabajo desarrollado desde las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil principalmente en aras de una vida libre de violencia sexual para las niñas, adolescentes y mujeres, la brecha entre vivir infancias sin convivir con abusadores y desarrollarnos como adultas psicoemocionales plenas, aun es una meta utópica de nuestras geografías.